
El pasado día 25 de Febrero se desplomaba una de las señas de identidad muy importante del patrimonio de Constantina, la Torre del Homenaje de nuestro Castillo, declarada Bien de Interés Cultural. Setecientos años de antigüedad y tres meses de continuas lluvias pudieron con ella. Desde el primer día en que se observó el desprendimientos de rocas del emparchado de su base, y la aparición de una grieta vertical que la partía prácticamente por la mitad, el equipo de gobierno con su Alcalde a la cabeza iniciaron gestiones a diario con la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial de Sevilla para intentar evitar su desplome. Desgraciadamente no se pudo salvar. Ante la primera respuesta por parte de la Junta de Andalucía en la que manifestaban no contar con fondos para afrontar la situación, la Diputación Provincial se apresuró a gestionar el inminente comienzo de las obras de emergencia para asegurar la zona y las viviendas de las familias que residen en la ladera de El Castillo, tres de las cuales hubieron de ser desalojadas por seguridad durante tres días. Si bien no nos cabe la menor duda de que todos lamentamos tan irreparable pérdida, no es menos cierto que no podemos perder de vista que las personas son más importantes que los edificios. Ahora los expertos dictaminarán la conveniencia o no de reconstruir dicha torre por lo que implica su imagen en el impacto visual de nuestro Castillo, y en caso positivo, a los políticos nos tocará buscar los fondos necesarios para ello. Mientras tanto los andalucistas, en un ejercicio de electoralismo barato, saltaron a la palestra para buscar una rentabilidad política en lugar de arrimar el hombro para buscar soluciones. Como siempre. Y como siempre volvieron a fallar.